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Otro de los propósitos de la oración es recibir revelación. Dios nos promete guía personal para nuestras vidas si la buscamos diligentemente. Cuando oramos, tenemos la gran oportunidad de comunicarnos con Dios, y alinear la voluntad nuestra con la Suya. Dios nos habla por medio de Su Santo Espíritu, el cual nos puede guiar y dar instrucción, para que hagamos cambios en nuestras vidas. El Espíritu nos puede enseñar la manera en que podemos arrepentirnos más plenamente, y vivir en mayor harmonía con lo que enseñó el Salvador.
He tenido algunas experiencias en que he recibido revelación personal, que me ha ayudado a ser más como Cristo. Por ejemplo, una vez estaba orando, y la impresión vino a la mente que debo compartir mas cumplidos con los demás. Era una cosa sencilla, pero me di cuenta de que sería una cosa que me ayudaría a desarrollar más caridad por los demás. Estoy agradecido que mi Padre Celestial tomó ese tiempo para enseñarme algo sencillo que me ayudó.
Yo sé que Dios siempre contesta las oraciones de Sus hijos. Nos ama, y quiere comunicarse con nosotros. A veces, la sola cosa que le impide es nuestra flojera o insinceridad. Hay que orar, y cuando lo hacemos, las bendiciones y la revelación siempre siguen.
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